Dos poemas inéditos de «Estigmas», de Álibe

Ángel Fernández de Marco (Madrid, 1971), más conocido en el mundo literario con el pseudónimo de Álibe, es escritor, poeta y divulgador cultural.

Es autor de los poemarios Las cenizas del edén (Alba- Revista Internacional de Poesía, 1997), Vigoré, Alisedas marinas, El oráculo prohibido, El legado del fuego, Rictus Mortis (Visión Libros, 2009), Mis venas son murmullos de ámbar (Bubok, 2011) y colaborador en distintas antologías, como “La boheme” (Alba-Revista Internacional de Poesía, 1998), “Ecos de Aurora” (Foro Literario Alejandría. Gráficas Arminio, 2000) o “El séquito de Talía” (Yagruma Ediciones, 2016).

A partir del 2010 interviene en la tertulia de la emisora radiofónica “Radio Fuga”. En el año 2013 funda el proyecto “EL Clan de la medusa”, plataforma cuyo objetivo es la gestión, el fomento y el compromiso con las manifestaciones artísticas ligadas al mundo literario.

En su blog Cálculos del aire (https://demarco.blogia.com/) podéis encontrar información sobre el autor y sus textos publicados hasta la fecha.

 

Rictus Mortis, de Álibe
Portada de Rictus Mortis, Álibe

 

Selección de poemas de Estigma (Poesía Completa 1996-2017, inédito).

 

Ovillos rutilantes

Levanta, proyecta, alza los brazos al cielo. Cuando recibas la señal embadurna tus ojos con aquella arcilla: virgen, vital, fresca, aún no prensada, por el marchito moho de los días.

 

Cotidianos descubrimientos

El puente

 

Pieza Alpha

 

Oculto, no distante,

como latido deshojado

de la nata de la memoria

yace el ojo del puente.

Su oquedad sangra vida.

Lo descubrí, al azar,

como un sagrado gorjeo

que penetra por la ventana

de los sentidos,

de los aires premonitorios

de feliz luminosidad.

Bajo los raíles del tren

sellados al silencio,

entré en una burbuja

sometida al asombro.

En soledad

como fardo perdido

me dejé seducir

por atrevidas coordenadas;

frutos que no deslucen,

motivos arremolinados

que inician nuevos éxodos

hacia sendas furtivas.

Es grato recobrar la sangre

mientras la noche espera.

 

 

Pieza Beta

 

En busca de lo ignoto

avanza la línea del sueño.

¿Y quién sabe más de ello

que el aire y sus gloriosas fronteras,

y las aguas que nos custodian

de oscuras tentaciones?

Deja de insistir, habrá juncos

que nos frenen el paso.

Es la ley inexorable,

pero opondremos resistencia.

Iré y me detendré allí

donde la piedra es el contacto

más cercano a la eternidad;

donde el cauce de la sabiduría

y las ovas de un río

(indiferente en su trasiego),

reclaman un acto de amor.

Los zarzales nos marcan

una nueva señal,

las ondas nos remueven

vértigos ancestrales,

nuestro pulso de luz

dejó de ser

otro brezal dormido

en el valle de la ceguera.

 

 

Pieza Gamma

 

Quizás no sea ni la mayor,

ni la más bella,

es posible que no cautive

bajo dorados suspiros;

seguro que fue descubierta

mucho antes que eclosionara

el amanecer de mis párpados.

Es igual, es lo mismo.

Llegó para mi esa postal

de pétreas arterias

y líquines en cortejo;

unos arcos que se ofrecen

a soportar la carga

del olvido, de la tibieza,

de la quietud.

Todo se siente tan efímero:

el pez y su reflejo

que se agiganta con honor,

ese cobijo, esa ceniza

aletargada

que no oculta su soledad.

Ya queda menos

para acoger

la savia de los días.

 

Poemas del libro Estigma (Poesía Completa 1996-2017), actualmente inédito.

 

 

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