El escritor granadino Francisco José Segovia es uno de los autores de misterio, terror y ciencia-ficción que más reconocimientos tiene en su trayectoria. Uno siente admiración y envidia al leer la extensa relación de premios y menciones que figura en su entrada en Wikipedia. Entre sus obras, destacan Lo que cuentan las sombras (Alkaid, 2010), Viajero de todos los mundos (Irreverentes, 2013) o Los náufragos del Aurora (The Black House, 2015).
En 2017 publicó El hombre tras el monstruo (Ediciones Saco de Huesos), que nos relata la vida de Mati, un joven español, que vive en Japón con su pareja, Yusura, y en el que tiene un trabajo en un restaurante para turistas, pero obtendrá un trabajo para un científico importante, Kazuki, que lo convertirá en un monstruo. Porque este libro trata de un kaiju, un monstruo del tipo de lo que conocemos como Godzilla, pero ese ser será nuestro protagonista.
A lo largo de la novela, conocemos todos los pensamientos, dudas y miedos de Mati, así como su conversión en monstruo…De los miedos cotidianos se pasa a un miedo imprevisible y nuevo. Es, sin duda, en la descripción psicológica del personaje el aspecto más interesante y más logrado de la novela.
Hubo momentos en los que mi cerebro se relajó hasta tal punto que mis pensamientos devinieron un caos incomprensible donde dominaban los instintos de supervivencia y no tenían cabida ningún tipo de sentimientos. […] Me sobrepuse a todos esos relámpagos de debilidad y deseos de volver a convertirme en un ser todopoderoso retornando hacia el sur, aunque no sin esfuerzo.
El autor hace un homenaje a la cultura japonesa, no solamente desde los hábitos cotidianos y los tratamientos, sino también a su literatura, como es el kaiju de la novela. A esto se suma las variadas (y continuas) notas a pie de página que acompañan la lectura, a veces de modo explicativo, otras para guiarnos en el citado homenaje; aunque no dejan de ser elementos culturalistas de la precisión que busca Segovia Ramos con el lenguaje narrativo de esta obra.
Además de la evidente de Godzilla o Gamera, Segovia Ramos hace alusiones a Lovecraft y, sobre todo, a Frankenstein, la criatura creada por Mary Shelley. Ecos de todos estos monstruos se hallan en la obra para mostrarnos que también resuenan en cada persona que la lea.
Nunca me gustaron los monstruos. Detesté a King Kong desde el mismo momento en el que supe de su existencia. […] Hasta las enigmáticas apariciones de seres repulsivos en el valle del Miskatonic me dejaban indiferente a pesar del horror y la muerte que dejaban tras su paso.
En definitiva, El hombre tras el monstruo recupera el terror del kaiju, para establecer la lucha del hombre consigo mismo, con la acertada maestría narrativa en el género del terror y de la ciencia-ficción que aporta el estilo de Francisco Segovia Ramos.
Reseña: Manuel Guerrero
Obra: El hombre tras el monstruo, Francisco Segovia Ramos, Saco de huesos Ediciones, 2017.
Fragmento de la novela El hombre tras el monstruo
La tarde siguiente, en el laboratorio de Kazuki, comprobamos que había crecido cuatro centímetros y medio y aumentado el peso en cerca de un kilo, algo que yo había constatado de primera mano a lo largo del día, en la soledad de mi domicilio, a la par que despotricaba contra el profesor y el mundo científico, en una generalización absurda e injusta. Sólo el espejo me mostró la realidad: un hombre que era el mismo y, al mismo tiempo, difería sustancialmente de lo que había sido hasta entonces.
Vestir mi cuerpo agrandado me fue también harto dificultoso. Más aún que la vez anterior.
–En un solo día –murmuré.
–Los efectos mejoran. Su capacidad de absorción es mayor que durante la priera prueba. Y habrá visto que no le afecta a las alud.
Estaba convencido de la efectividad de su aparato y de que tenía un gran descubrimiento entre las manos.
–No lo niego, doctor, tiene usted razón – dije un tanto exultante porque me encontraba, no podía negarlo, físicamente pletórico. Me sentía, y es literal, repleto de energía y capaz de cualquier tarea. Mejor que nunca en mi vida. Además, a pesar de algunos inconvenientes, como la falta de ropa de mi talla, de fácil solución, esos cuatro centímetros me hacían parecer más fornido, incluso más atractivo.
La vanidad y la soberbia empezaban a jugar en mi contra. Aún no lo sabía, pero estaba traspasando sin saberlo la línea de la realidad y me sumergía en un mundo de fantasía que no podía traerme nada bueno.
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Manuel Guerrero Cabrera (Córdoba, 1980). Es profesor de lengua y literatura, articulista y poeta, y realiza, desde la Asociación Cultural Naufragio, una importante labor de difusión cultural en el sur de Córdoba. También posee un espacio semanal sobre literatura en Radio Lucena con el nombre de “Siempre hay tiempo”, y es director y presentador del programa mensual de literatura “La voz a ti debida“ en Radio Atalaya de Cabra. En su web personal, podréis encontrar información actualizada de su biobibliografía, sus obras, su presencia en medios y redes, así como podréis acceder a su blog.
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