Conocíamos la admirable trayectoria novelística de Ángela Martín del Burgo, especialmente la de género negro con títulos, entre otros, como El mundo entero pasa por Marsella, Asesinato en la Gran Vía o El retratista de mujeres (finalista del VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra y aún inédita).
También la poética, con poemarios, entre otros, como Dónde la muerte en Ámsterdam, Poemas de viaje, Un sueño breve o Caducidad de lo real (Premio Ciudad de Miranda 1996).
Y, ahora, toma aire para la teatral, en la que ya había publicado una adaptación de El idiota de Dostoyevski en colaboración con Á. Álvaro Martín del Burgo, y de manera más reciente, el título que aquí tratamos: Embarcados, que fue finalista del XIII Premio El Espectáculo Teatral.
Embarcados nos lleva a un crucero por el Mediterráneo en el que Paul, Helena, Irene y Sebastián se cruzarán no solo en las distintas estancias del barco –con alguna escena fuera de él– sino también en lo personal; de tal modo que los secretos, ambiciones y miedos de cada personaje acaban siendo los verdaderos protagonistas de la obra.
Formalmente, la obra se divide en tres actos (con seis escenas los dos primeros y siete el tercero), en los que el tiempo se pliega a acto por día de viaje en el primero («unas doce horas», en palabras de la autora) y en el segundo, mientras que el tercero ocupa cinco días y las escenas sitúan la acción horas después de lo acontecido anteriormente.
En la obra, junto con la escena final, hay otra en la última del segundo acto que es crucial y con la que la autora consigue un efecto de teatro dentro del teatro formidable. Así lo propone Helena en la escena tercera del segundo acto:
HELENA: Me gustaría que en la próxima ocasión jugásemos a un petit jeu muy interesante.
PAUL: Dinos, Helena, qué petit jeu es ese. ¿Qué se te ha ocurrido?
HELENA: Lo leí en una novela.
PAUL: Para Helena, siempre la literatura.
HELENA: Se trata de que cada uno de nosotros contemos el personaje con el que se sienta más identificado.
Esto ocurre, como hemos mencionado, en la última escena del acto segundo, con la sorpresa de que dos de los personajes, sin haberse puesto de acuerdo, interpretarán a Stanley y Blanche de Un tranvía llamado deseo.
El petit jeu, que quedó interrumpido entonces, se completará en la última escena en la que uno de los personajes elige representarse a sí mismo, «una escena de mi propia vida, la escena crucial, en la que el tiempo se detuvo».
Embarcados, al situarse en un crucero, tiene mucho de referencias, que son particulares homenajes, a las ciudades del Mediterráneo, con edificios emblemáticos para ilustrarlas: la Sagrada Familia de Barcelona, la Fontana di Trevi de Roma, la casa de Dante de Florencia, etc. En verdad, se trata de elementos culturales que aportan un significativo valor a la obra (al fin y al cabo, es la oferta cultural de un crucero teatral; es decir, cultura dentro de la cultura) y que complementa distintas alusiones que hay entre los diálogos, como la historia de Hero y Leandro, la vida y la tumba de Paul Valèry («la culminación de mi trabajo» en palabras de Helena), las alusiones a las películas La dolce vita y Vacaciones en Roma… y podríamos seguir.
Apuntes que desde la escenografía o desde el diálogo la autora incorpora a la obra y que incrementan el interés literario.
Con motivo de mencionarla, se sugiere que la escenografía disponga de dos espacios diferenciados en el escenario, uno para espacios interiores y otro para exteriores, según se nos informa en la acotación inicial del primer acto; cada una irá variando, según lo requiera la acción e, incluso, se modificará completamente para las visitas a las ciudades, como la que trascribimos sobre Pompeya:
En el decorado habrá una fotografía en color de uno de los muros con frescos de una casa. Ocres, azules, rojo pompeyano son los colores predominantes. También a la izquierda del escenario habrá otras fotografías de cuerpos calcinados. Una de ellas es de un hombre y una mujer que encontraron la muerte de aquella noche juntos ––la noche que les invadió la lava del Vesubio––.
Por último, los cuatro personajes están muy bien perfilados, al igual que Ángela Martín del Burgo hace en sus novelas; tienen igual protagonismo, aunque parece proporcionarse mayor misterio para Sebastián, que declarará el motivo de realizar el crucero en la parte final de la obra; poseen más o menos la misma edad, pero la labor profesional de cada uno es diferente (Helena es traductora, Sebastián es ingeniero, Paul es informático e Irene, profesora). Su vestuario se modifica, según lo solicita la escena.
En definitiva, Embarcados de Ángela Martín del Burgo, finalista del XIII Premio El Espectáculo Teatral, es una auténtica obra para conocer mejor las motivaciones y espantos del ser humano ante los imprevistos de la vida.
Reseña: Manuel Guerrero Cabrera
Obra: Embarcados, Ángela Martín del Burgo, Ediciones Irreverentes, 2019. Finalista del XIII Premio El Espectáculo Teatral.
MANUEL GUERRERO CABRERA (Córdoba, 1980). Es profesor de lengua y literatura, articulista y poeta, y ha realizado, desde la Asociación Cultural Naufragio, una importante labor de difusión cultural en el sur de Córdoba. También posee un espacio semanal sobre literatura en Lucenaradio.com con el nombre de “El azucarillo”, y es director y presentador del programa mensual de literatura “La voz a ti debida“ en Radio Atalaya de Cabra. Es autor de los libros de poesía El desnudo y la tormenta (Moreno Mejías, 2009), Loco afán (Ediciones En Huida, 2011), El fuego que no se extingue (Manantial, Ayuntamiento de Priego de Córdoba, 2013), Las salinas del aliento (Cuadernos del laberinto, 2015) y La ciencia de estar contigo (Diputación de Cádiz, 2018); ha publicado los títulos de narrativa Para despertar (Moreno Mejías, 2011) y Vieja túnica y otros relatos (Ática Books, 2017). Es responsable, junto a Ana Patricia Moya, de la sección No es país para Viejóvenes, en Odisea Cultural. En su web personal, podréis encontrar información actualizada de su biobibliografía, su presencia en medios y redes, así como podréis acceder a su blog.
ÁNGELA MARTÍN DEL BURGO (Sevilla). Novelista, poeta, autora teatral, doctora en Filología y profesora de Lengua española y literatura. Ha publicado las novelas El mundo entero pasa por Marsella, Asesinato en la Gran Vía, Ningún camino de flores conduce a la gloria y Cenizas sobre un mar de agosto, así como el libro de relatos La muerte de Mário de Sá-Carneiro o La soledad y el poeta. El retratista de mujeres ha sido finalista del VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra. También ha publicado los poemarios Dónde la muerte en Ámsterdam, Enigma y misterio de Italia, y otros poemas, Poemas de viaje, Caducidad de lo real (Premio Ciudad de Miranda, 1996), La mirada asombrada y Un sueño breve. Y ha participado en diversas antologías. Traducida al italiano en la antología bilingüe Poesia e Cultura. Due mondi, due culture (Italia), por cuyo poema, “Bologna. Piazza Maggiore”, recibió el Diploma Autore dell´Anno 2008. Como autora de teatro, ha publicado una adaptación de El idiota de Dostoievski con Á. Álvarez Martín del Burgo, y Embarcados, finalista del XIII Premio El Espectáculo Teatral. Ha colaborado en la revista Prótesis y en los Congresos de Novela y Cine Negro en Salamanca.
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