En memoria del escritor José María de Montells – «La técnica en la poesía oscura» y algunos poemas

Ex-Libris Montells 2

A modo de homenaje en memoria del escritor fallecido en el año 2019 (y tristemente desconocido) José María de Montells, recuperamos un pequeño ensayo escrito por el propio autor a propósito de uno de sus últimos libros publicados, Volver a Ruritania (Para una lectura de lo hermético), así como algunos de sus maravillosos poemas recogidos en el poemario La cabeza contra el muro y otros poemas, y también un poema inédito.

Para aquellos que no conozcan a este versátil y original escritor, José María de Montells nació en Madrid en 1949 y fue licenciado en Historia, Doctor en Ciencias Empresariales y Diplomado en Heráldica, Genealogía y Nobiliaria, y director de publicaciones del Colegio Heráldico de España y de las Indias, del que fue Numerario y Fundador.

Cuenta con una gran variedad de títulos literarios y nobiliarios (Heraldo Maestre de Armas de la Casa Real de Georgia, Juez de Armas del Gran Priorato de España de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, Antiguo Asesor Heráldico de la Comunidad Autónoma de Madrid y vocal del Consejo Regional de Cultura, Miembro de la Academia Belgo-Española de la Historia, de la Academia Portuguesa de Ex-Libris y de la Academia de Genealogía, Nobleza y Armas Alfonso XIII…) y también fue editor de varias revistas (PoliedrosLa Galera BarbudaDoña Berta) además de dirigir la colección «Las patitas de la sombra» de poesía. También dirigió Atavis et Armis y Colegio de Armas, publicaciones ambas del ámbito caballeresco.

Cabe destacar su relación con la poesía experimental y su labor en este ámbito como director de la editorial Parnaso 70 y, por tanto, de las publicaciones y libros experimentales que de allí salieron.

Entre sus obras destacan Elenco de Órdenes de CaballeríaTesoro EcuestreLas ordenes dinásticas de caballeríaRegistro de Órdenes de Caballería del Reino de España y el Repertorio de Instituciones Caballerescas en el Reino de España, todas ellas escritas en colaboración con Alfredo Escudero. Entre su obra miscelánea, que incluían narraciones junto a textos de difícil clasificación, encontraremos Volver a Ruritania (Para una lectura de lo hermético) (Libros del Innombrable, 2006) y Lo nunca visto (Guía de lecturas) (Libros del Innombrable, 2010). Como poeta, destacaremos algunas de sus obras más recientes: La cabeza contra el muro y otros poemas (Libros del Innombrable, 2002), La suerte suprema (Ed. Corona del Sur, 2007) y Si escribiese tu nombre (Ed. Palafox & Pezuela, 2008), además de El diccionario del diablo (Bendita María, 2012).

 
A continuación, a modo de muestra de la maravillosa y versátil escritura de este autor, os ofrecemos un pequeño ensayo escrito por José María de Montells a propósito de uno de sus últimos libros publicados, Volver a Ruritania (Para una lectura de lo hermético), y seguidamente, algunos de sus poemas, incluyendo un inédito del autor.

La técnica en la poesía oscura, por José María de Montells

Recientemente y con ocasión de la publicación de mi libro El asalto al palacio de invierno (1) algunos lectores, no muchos tampoco, me preguntan por el significado de ciertos poemas un tanto oscuros para su comprensión lógica.

Se preocupan, porque no entienden el mensaje que supuestamente portan, un mensaje que, oculto por mi verborrea inane, deben reconocer, puesto que son personas ilustradas y de sólida formación literaria. Les contesto, sin pasión alguna, que en tiempos pasados, quizá remotos, el hermetismo fue considerado un aporte muy valioso de la poesía y que lo hermético, lo que no se entiende, no es nada despreciable en el cómputo general de la historia de la literatura. Hay himnos egipcios, caldeos o mesopotámicos que, a los ojos de un contemporáneo, no se entienden nada y no por ello dejan de ser monumentos literarios de primera magnitud. Forzosamente mis poemas no son herméticos, aunque uno se sienta irremediablemente atraído por lo inconsciente, por el componente irracional, por lo ilógico, como forma de conocimiento superior.

La posible oscuridad de mi poesía, me viene impuesta casi siempre por la técnica empleada, por el procedimiento que he elegido racionalmente, para llegar a un producto literario terminado. En muchas ocasiones y ante el hecho de escribir, uno elige palabras sin significado lógico, pero más expresivas líricamente que las que corresponderían a un discurso convencional. De tal manera que el producto final, el poema en este caso, sea una representación artística del caos cósmico, una explicación de la realidad, por sí misma, sin asideros en lo puramente racional.

En todo caso, creo que sus plurisignificados enriquecen lo misterioso de nuestro propio mundo, que carece de explicación. El asunto (que es una herencia muy arraigada del romanticismo) no es lo más importante para mí. El asunto, el argumento, es una mera referencia externa, accesoria y prescindible, porque en poesía, no solamente se enlazan las pasiones, los sentimientos o los recuerdos, que son conocidos, sino que también se mezclan otros elementos que están en nosotros, como las intuiciones, los sueños o las premoniciones, de los que desconocemos casi todo. Es la magia que odia a la razón. Yo creo que es precisamente de la materia de esta tensión histórica (lo mágico contra lo lógico) de lo que está escrita toda la poesía que conocemos, desde Heráclito hasta José Hierro, pasando por Mallarmé o Dante.

La poesía no se hace con ideas, la poesía se hace con palabras, que dijo el poeta. Para algunos entre los que me cuento, se hace con palabras y también con ideas. ¿Qué es, sino una idea, la realización de un soneto? Para los puristas, solo es poesía la que se deriva del lenguaje escrito, despreciando los campos de creación (las ideas técnicas) que han abierto las vanguardias en nuestro tiempo.

Así, un poema visual de Fernando Millán, por poner un ejemplo cercano, carece de valor poético porque está escrito o pintado o fotografiado siguiendo la técnica del lenguaje visual, que tradicionalmente se atribuye a la pintura. La poesía cinética, concreta, textual o fonética (los poemas fonéticos de Juan Eduardo Cirlot, pongo por caso) no poseerían mérito alguno y se inscribirían en las tentativas intrascendentes de un molesto arte deshumanizado, condenado al fracaso.

Todo lo contrario que lo propugnado por los poetas de la línea clara de mi querido y por tantas cosas admirado, Luis Alberto de Cuenca. Ellos se dirigen meridianamente a la razón y al sentimiento, con extraordinario éxito, en muchos casos. Tanto es así que poetas oscuros, quedan muy pocos: A mí solo se me ocurren Carlos Edmundo de Ory, original y sorprendente y mi admirado Antonio Fernández Molina, genial siempre. Algún Gradolí, que se aleja sin desearlo de su mediterraneidad y entre las nuevas generaciones, un extraordinario Raúl Herrero, que va para clásico.

Los poemas que conforman el asalto están escritos siguiendo la técnica oscura de combinación aleatoria de estrofas, según los logros del mismo Cirlot o Campal, que ya utilicé en dos de mis libros anteriores, la cabeza contra el muro y el castillo mordido por su cola (2).

El resultado es una colección de poemas, obtenidos a partir de un verso o una estrofa, de un modelo dado, que se expresan a través de las interrelaciones de sus propios componentes métricos, sintácticos, homofónicos, metafóricos y rítmicos, siguiendo sus propias leyes de asociación analógica, que se repiten con una secuencia musical o caprichosa, a voluntad del creador. Un procedimiento técnico como medio para alcanzar las imágenes que unirán la idea (esto es el asunto) a lo sensible, al ritmo y al sonido.

La imagen que es, en este caso, lo que nos permite llegar al conocimiento de aquello que no tiene nombre. La imagen también como puerta de entrada a un inframundo que no conocemos, pero que nos ha sido dado. Hay todavía zonas de la condición humana por explorar. Zonas sombrías. El drama de la sociedad actual, revolucionaria y burguesa a un tiempo, es haber apartado del hombre corriente, el sentimiento religioso que iluminaba sus incertidumbres. Sin religión a la que aferrarse, solo el lenguaje poético o su magia, a mi entender, permiten ir perforando grietas en el muro de un misterio que persiste.

Explicar, tal como quiere la sociedad culta y bienpensante, un poema que va dirigido a los sentimientos más profundos y por tanto, más inconscientes e irracionales del hombre moderno y no a su cordura ni a su inteligencia, se me antoja tarea imposible y nada atrayente. Sería tanto, salvando las distancias, como explicar un Picasso o un Tapies.

También para la poesía, aún de la línea clara, todo resulta irreal, inexplicable. Lo que no se puede explicar, puede entenderse por la clarividencia de lo emotivo. Estamos hechos de luces de sutileza y sombras de desasosiego. Y es que, me malicio yo, una gran parte de la lírica universal camina inexorablemente hacia la abstracción. La creación de mundos distintos frente a la interpretación romántica del universo.

En la poesía de la abstracción o de la oscuridad, las palabras no pugnarían por tener un sentido, sino por contener ellas mismas todo un mundo por liberar de las tinieblas.

 

Texto incluido en el libro Volver a Ruritania (Para una lectura de lo hermético), de José María de Montells, Libros del Innombrable, Zaragoza: 2006.

 
NOTAS:
(1) El asalto al palacio de invierno. Libros del Innombrable. Zaragoza. 2003
(2) el castillo mordido por su cola. Media Vaca, Madrid,1991 (plaquette) y la cabeza contra el muro. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2002.

 

Poemas de La cabeza contra el muro y otros poemas.

 
Algunas subversiones de las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer

Rima vii

I

De su dueño cubierta de polvo
Silenciosa en el ángulo oscuro
Como el pájaro duerme en las ramas
Como Lázaro que sabe arrancarlas
El genio así duerme en sus cuerdas
En el fondo del arpa/

II

Silenciosa que sabe arrancarlas
De su dueño la mano de nieve
Como el pájaro duerme en sus cuerdas
En el fondo del alma
El genio en el ángulo oscuro
En las ramas tal vez olvidada/

III

Esperando en el fondo del alma
En sus cuerdas tal vez olvidada
Del salón como duerme en las ramas
Como el pájaro duerme en la nieve
Cubierta de polvo en el ángulo oscuro
Veíase el arpa
La mano del genio
Que sabe arrancarlas/

 

 

Rima xiii

I

Tu pupila es azul de la mañana
Las transparentes gotas de rocío
Me recuerdan las lágrimas del día
Claridad suave
De la tarde/el trémulo fulgor
Sobre una violeta me parece/

II

Si en su fondo tu pupila es azul
Cuando ríes se me figuran gotas
Rocío su suave claridad
El cielo de la tarde
Que en el mar lágrimas de luz/

III

Se refleja la suave claridad
Cuando ríes al trémulo fulgor/
Tu pupila violeta el cielo de la tarde
Me recuerda una estrella perdida
Tu pupila es azul radia una idea/

 

Rima liii

Para Cirlot de este lado del incendio
Volverán las oscuras pétreas voces
Y otra vez con el ala nuestros nombres
Las tupidas lágrimas del día
Volverán
Pero mudo y absorto y de rodillas
Tu corazón Cirlot tal vez despertará
En sáxeas escaleras incoloras
En mi balcón y mi dicha al contemplar
Aquellas que aprendieron sus nidos madreselvas
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y otra vez a la tarde aún más hermosas
Volverán
Donde tu muerte esas oscuras pétreas voces
Que el vuelo refrenaban esas
Volverán ardientes a sonar
Entre incendios cuajados de rocío
Historias de la niebla bruma hiedra
Que soñaba tu muerte ante mi altar/

 

Rima liii, variaciones uno

Y otra vez a la tarde aún más hermosas
Que el vuelo refrenaban esas
Ardientes a sonar
En sáxeas escaleras incoloras/
Volverán
Y otra vez a la tarde aún más hermosas
En mi balcón tal vez despertará
Esas esas
Cuyas gotas mirábamos temblar
Aquellas que aprendieron sus nidos madreselvas/
Tu corazón Cirlot y mi dicha al contemplar
Entre incendios cuajados de rocío
soñaba tu muerte ante mi altar/
Esas volverán en sáxeas historias
De la niebla y de la bruma
Con el ala en tus cristales
Escaleras de hiedra/ ardientes refrenar/
Oscuras pétreas voces/

 

Rima liii, variaciones dos

Las tupidas oscuras golondrinas
Cuyas gotas mirábamos temblar
De tu jardín las tapias a sonar
Aquellas que aprendieron sus nidos madreselvas
Y otra vez con el ala que el vuelo refrenaban
Jugando nuestros nombres tal vez despertarán/
Pero mudo como yo te he querido
En tus oídos cuajados de rocío
Flores de su profundo sueño
Como se adora mi dicha al contemplar
Absorto y de rodillas tu hermosura
No volverán ardientes a colgar
No te querrán temblar ante su altar
No se abrirán las tapias a la tarde/
Esas del amor nidos ardientes volverán
Pero aquellas tupidas alas/a sus cristales
De su sueño profundo/lágrimas del día
Esas te querrán jugando nuestros nombres/

 

Del poemario La cabeza contra el muro y otros poemas (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2002)

 

Poema inédito de José María de Montells

Enigma 2

Bajo el agua
Los equilibrios del proboscídeo
Un inmenso abismo que se abre
En el paladar de los atardeceres
Algo sucio y oscuro
Que recuerda la muerte/
 

La muerte no es más que un sueño que acecha
tras la cortina de tus límpidos deseos/

 

Textos/Imágenes: El ensayo, los poemas y las imágenes incluidas en este artículo han sido facilitadas amablemente a este medio por el editor de Libros del Innombrable, Raúl Herrero (amigo personal y editor de varias obras del autor José María de Montells) y están sujetas a derechos de autor.

 

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