Dos textos se cruzan y complementan de manera inevitable. Uno establece las reglas y el otro lleva esas ideas a la práctica. Hablamos, por un lado, de Non serviam (1914), manifiesto creacionista que aparece en la época temprana vanguardista de la mano de Vicente Huidobro. Por el otro, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, publicado en 1944, ya en la época de madurez de Jorge Luis Borges y la narrativa hispanoamericana.
La distancia existente entre las dos obras es el puro reflejo de la incansable búsqueda de una fórmula que ayudase a comprender la crisis espiritual y cultural que reinaba en la sociedad hispanoamericana de la época.
La piedra angular sobre la que giran ambos textos es el abandono de la realidad creada y el propósito del hombre de inventar una realidad nueva e independiente. Huidobro da comienzo a su manifiesto con el despertar del poeta. Hasta ese momento, él había estado ligado a la realidad natural ya creada: “Y he aquí que una buena mañana, después de una noche de preciosos sueños y delicadas pesadillas, el poeta se levanta y grita a la madre Natura: Non serviam” (Huidobro, 1914: 1).
Así pasa también en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, donde hay un momento específico (descubrimiento de las enciclopedias) en el que la realidad se resquebraja y un nuevo mundo creado por el hombre irrumpe en la historia. Ya despierto el hombre nuevo, lo que Huidobro pretende transmitir en su manifiesto creacionista es una declaración de independencia frente a la naturaleza. El poeta, tras una evolución basada en experiencias socioculturales e históricas, decide dejar de reproducir la realidad existente (rechazo de la mímesis) y crear él mismo su propia realidad tal y como lo hace la propia naturaleza. “Como aparece en el verso 17 de su poema Arte poética ‘El poeta es un pequeño Dios’; con esta premisa, la del poeta creador del universo, Huidobro dio vida a este movimiento estético” (Sastre et al., 2020: 46).
Puede comprobarse así que el poeta es un ser romántico, destinado a cumplir una alta misión entre los hombres. Sobre este terreno se levanta el cuento de Borges. El texto nos muestra cómo una secta, que perfectamente podría calificarse de creacionista, lleva a cabo un proyecto mediante el cual pretende crear un mundo nuevo, independiente de la realidad. Así como Huidobro establecía el concepto de “el poeta como un pequeño Dios”, encontramos en Tlön una correspondencia directa: “Buckley descree de Dios, pero quiere demostrar al Dios no existente que los hombres mortales son capaces de concebir el mundo” (Borges, 2019: 104). Sin embargo, Borges es consciente de que se necesitan muchos hombres para hacer de un solo Dios.
Borges lleva a la práctica en Tlön lo que Huidobro propone en Non Serviam. Por un lado, Non Serviam nos sugiere que el poeta debe navegar en búsqueda de nuevas formas lingüísticas para su mundo nuevo. A partir de la lengua ya creada, debe hacer y deshacer “un trabajo de exploración en las unidades de la lengua, descomponiendo y recomponiendo sus elementos en busca de nuevos nombres para un nuevo mundo” (Sastre et al., 2020: 49).
La importancia radica aquí en que es el lenguaje el instrumento que usa el poeta para crear el mundo. Si el lenguaje es una pura imitación del ya creado, ¿cuál será la creación del poeta? De esta forma enlazamos con Tlön y su lenguaje creado para el nuevo mundo. Para Borges, la lengua es un elemento que dista mucho de ser perfecto. La distancia que hay entre el lenguaje y aquello que el hombre puede llegar a albergar en el interior de su mente llega a ser terriblemente enorme. “La distancia entre el lenguaje y el alma nos permite en cierto modo abarcar, por su misma vaguedad, la distancia que existe entre el lenguaje y la compleja afectividad e interioridad humana” (Rojas, 2009: 8).
Por este motivo, Borges presenta un sistema que relaciona pensamiento y lenguaje. Los lenguajes de Tlön determinarán la realidad idealizada que se presenta allí (al contrario que en el mundo real), el pensamiento dependerá entonces del lenguaje. Por lo tanto, por poner un ejemplo, vemos cómo estableciendo la base del lenguaje sobre verbos, la realidad de ese mundo se convierte en una sucesión de actos. “Si la visión del mundo es materialista, de esta se deriva un lenguaje que tiene por base el sustantivo, modificado por el adjetivo” (Casasayas, 1998: 328).
Otro elemento importante, que enlaza con estas ideas y es fundamental para el funcionamiento autónomo del nuevo mundo creado por el hombre, es el nuevo orden al que se ajusta. El mundo real, y es posiblemente una de las causas que suscitan esa independencia de Huidobro frente a la naturaleza, tiene un orden divino que resulta al hombre imposible de descifrar en numerosas ocasiones. Por este motivo, el mundo nuevo e independiente creado por él constará de un orden humano que permitirá al hombre su comprensión “Encantada por su rigor, la humanidad olvida y torna a olvidar que es un rigor de ajedrecistas, no de ángeles” (Borges, 2019: 107). Esta sensación de triunfo y comprensión llama la atención de una sociedad que ha estado sometida eternamente a la incomprensión de un mundo que ya estaba cuando ella llegó. “¿Cómo no someterse a Tlön, a la minuciosa y vasta evidencia de un planeta ordenado? Inútil responder que la realidad también está ordenada. Quizá lo esté, pero de acuerdo a leyes divinas” (Borges, 2019: 107).
Dicho esto, es fácil asimilar la correspondencia directa que existe entre la sensación de insatisfacción y la necesidad creadora del hombre, algo que estará presente a lo largo de toda la modernidad y que supone una de las ideas clave de las vanguardias: “estar para crear algo.”
Por otro lado, los espejos que aparecen de manera recurrente en las obras de Borges pueden entenderse aquí en relación a esa realidad creada de la que hablamos. Borges afirma que los hombres, así como los espejos, son capaces de reflejar la realidad. Se refiere en este cuento de forma directa a la reproducción humana, pero se puede sacar alguna que otra conclusión indirectamente expresada. Según Huidobro, y así lo apuntábamos antes, “el poeta es un pequeño Dios”. Mediante la metáfora de los espejos en Borges, se puede intuir lo siguiente: “Borges nos intenta decir que los seres humanos, como Dios, tenemos la capacidad de crear algo a nuestra imagen” (Garcia, 2017: 18). Sin embargo, como bien pasa con el reflejo de los espejos, esta creación simplemente será una consecuencia de la realidad ya creada.
Llegados a este punto, el análisis mismo nos pide desesperadamente que pongamos sobre el tapete la factibilidad de la idea que Huidobro expone en su manifiesto creacionista y Borges culmina mediante la práctica en Tlön. ¿Es posible que el hombre pueda inventar un mundo independiente de la realidad ya creada? ¿Es el poeta un pequeño Dios?
Huidobro y Borges eran conscientes de la respuesta y por eso introdujeron en sus textos puntualizaciones que permitieran soportar el peso de la realidad. El movimiento creacionista es en gran medida una mera ilusión; una utopía. Resulta imposible para el hombre crear una realidad independiente, tal y como lo hace la naturaleza, sin recurrir a ella constantemente. El simple hecho de introducir en el “universo creado” un protagonista humano o un paisaje montañoso, por ejemplo, ya es signo evidente de que ese rechazo de la mímesis tiene límites más que marcados. Por este motivo, ambos autores, conscientes del poder que ejerce sobre el hombre el mundo que le ha servido siempre de cuna, dejan bien establecidos en sus textos los límites de sus realidades independientes.
En Non Serviam, tras dar la espalda de manera rotunda a la realidad creada por la naturaleza en las primeras líneas, Huidobro puntualiza y pretende una “conciliación” entre la realidad natural y la creada por el poeta: “Te servirás de mí; está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me serviré de ti” (Huidobro, 1914: 1).
Así, él acepta que las creaciones del poeta siempre necesitarán de la creación natural. Sin embargo, este dotará estos elementos de un espíritu propio que los definirá como independientes. “Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas” (Huidobro, 1914: 1).
Algo parecido hace Borges en Tlön después de haber expuesto el funcionamiento del mundo nuevo. La primera muestra que tenemos es la presencia de elementos naturales en Tlön: “Les dejará sus cordilleras auríferas, sus ríos navegables, sus praderas holladas por el toro y por el bisonte, sus negros, sus prostíbulos y sus dólares…” (Borges, 2019: 104). La segunda, aunque menos evidente, hace alusión al idioma empleado para escribir la Primera Enciclopedia de Tlön. Se recurre al inglés, lo cual da muestras más que evidentes de la imposibilidad de crear este mundo sin recurrir a un idioma ya establecido que permita expresar y comunicar los conceptos que pretende transmitir la nueva creación: “La edición es secreta: los cuarenta volúmenes que comprende (la obra más vasta que han acometido los hombres) serían la base de otra más minuciosa, redactada no ya en inglés, sino en alguna de las lenguas de Tlön” (Borges, 2019: 104).
Como puede verse, ambos eran conscientes de lo utópico de ambicionar creaciones que no dependieran en cierta medida de la realidad creada por la naturaleza. Como seres creados por ella, dependemos de ella incluso cuando queremos abandonarla.
Pedro Fresno Chamorro
Pedro Fresno Chamorro (Jaén, 1998). Graduado en Filología Inglesa y estudiante de Filología Hispánica en la Universidad de Jaén. Pequeñas colaboraciones en revistas literarias como Capítulo 1.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Borges, J.L. (2019). Cuentos completos. Barcelona, España: Debolsillo.
Garcia, B. (2017). El reflejo mentiroso: La búsqueda identitaria y la realidad en el espejo. Tesis, Georgia State University.
Huidobro, V. (1914). Non serviam. https://edisciplinas.usp.br/mod/resource/view.php?id=2353042
Rojas, N. (2009). Escepticismo e ironía: a propósito de Borges y el problema del lenguaje. Saga-Revista de Estudiantes de Filosofía. 10 (19). 7-20.
Sastre, L. et al. (Coord). (2020). Textos anfitriones Breviarios de literatura latinoamericana (Vol. III). Universidad Nacional de Córdoba.