«Los símbolos encierran poder, Netley…suficiente poder como para retorcer un estómago como el suyo…O como para llevar a la esclavitud a medio planeta»
«Estamos en la región más recóndita y arcana de la mente humana, en el sombrío inframundo del inconsciente. Un radiante abismo donde el hombre se encuentra consigo mismo. El infierno, Netley. Estamos en el infierno»
La primera vez que se publicó esta obra, en 16 capítulos, tardó casi 10 años en salir a la luz por completo. Esta lenta cadencia de publicación y sus más de 500 páginas manifiestan, aparte de la lentitud de las dos editoriales implicadas, el famoso carácter minucioso y perfeccionista del que se considera el mejor guionista de cómics de todos los tiempos, además de una colosal investigación para tal proyecto. Se puede afirmar que la historia no sólo se dirige a mostrar quién fue Jack el Destripador, sus motivaciones y en qué contexto se encontraba, sino que existen múltiples lecturas y ramificaciones.
Alan Moore define así su obra: «From Hell es la autopsia de un hecho histórico, usando la ficción como escalpelo. Todos los personajes que pueblan esta historia existieron de verdad. Las motivaciones que les he atribuido y las palabras que he puesto en sus bocas están basadas, en la medida de lo posible, en una rigurosa documentación histórica. Hasta donde sé, ninguno de los acontecimientos expuestos en esta narración contradice los hechos confirmados, y no se ha ignorado ningún dato pertinente. Teóricamente, lo sucesos detallados en From Hell podrían haberse desarrollado tal y como van a ser descritos». Y añade: «Es, en definitiva, una historia de terror asentada sobre las raíces del siglo XX; una que podría ser cierta…aun si nunca llegó a suceder».
El escritor de Northampton (Reino Unido) parece decirnos en la presente obra que la magia existe, pero sólo en nuestras mentes, y una manera de insuflarla en objetos y lugares cotidianos consiste en conocer tradiciones, historias, intencionalidades de los artistas implicados. Así, el asesino no sólo considera sus macabros asesinatos como un favor a la monarquía para tapar sus trapos sucios, sino que los enmarca simbólicamente en una represión histórica de la feminidad, como una manera de mantener bajo cuerda lo femenino ante lo masculino. También recorremos las calles más famosas de Londres de finales del siglo XIX, observamos los detalles arquitectónicos más destacables y se nos descubre su simbolismo, historia y mitología.
Quizá podamos entender esta relación que el autor encuentra entre arte y magia con sus propias palabras sobre este tema:
Diría que para mí Magia y Arte son sinónimos. Creo que el mundo del Arte se enriquecería enormemente si la gente que lo hace lo tratara como si hiciera Magia. Creo que la escena artística actual aquí con los nuevos artistas británicos, que parecen ser grandes perezosos conceptuales, está desarrollando una especie de concepto a medias, más un concepto en el sentido publicitario que en el sentido artístico. Es perezoso, vacío, no hay pasión tras él, ni fuego. Si consideraran su trabajo como Magia, empezaríamos a ver de verdad arte poderoso otra vez. La mayoría de artistas del pasado que admiramos creía que al menos había algún elemento mágico en su trabajo. Algunos realmente sorprendentes, gente como Mondrian, quien pensarías que es un racionalista estricto con todas esas pequeñas cajas cuidadosamente medidas, pero no, era un teosofista. Usaba esas proporciones y colores para expresar ideas teosóficas. Picasso pasó su juventud completa absorto con el hachís y el misticismo. La mayoría de grandes músicos, los grandes artistas, los surrealistas tomaban sus señales de la Alquimia. Marcel Duchamp y su trabajo ‘La novia puesta al desnudo por sus solteros’ como una obra alquimista. Monteverde inventó la ópera como una forma de arte que podría expresar ideas alquimistas.
El Arte y la Magia son en cierto modo intercambiables, pero si la gente tratara al Arte como Magia apuesto a que probablemente harían mejor Arte. A la inversa, creo que si la gente tratara a la Magia como Arte, entonces harían mejor Magia. No estoy excesivamente impresionado con la escena ocultista de hoy día. Creo que si consideraran lo que hacen como obra de arte, entonces al menos obtendrían algo creativo más allá de todos esos rituales y reuniones en logias. Algo que pudieran enseñar realmente a otra gente, algo que pudiera ser un beneficio para la cultura humana. Ésa es la situación <<yo gano – tú ganas>> en la que pensaría.
Otra posible lectura de esta obra la encontramos en conocer el modo de vida de la etapa victoriana, el fuerte contraste entre el pueblo llano ignorante y empobrecido frente al lujo y la prepotencia de los ricos. La monarquía y la organización masónica que hunde sus influencias hasta dentro de la máxima institución de autoridad en la ciudad como Scotland Yard manipulan y eliminan a los miembros del pueblo que podrían amenazar su hegemonía creando, como dice un personaje, la «ilusión de justicia». Como curiosidad, el propio escritor se realiza una especie de crítica a sí mismo y a todos los que siguen hablando sobre este tema, cuando uno de los personajes, cansado de la prensa sensacionalista que magnificó los crímenes de Jack el Destripador y le acuñó este llamativo nombre a pesar de tratarse de un barrio de crímenes frecuentes, afirma que pasarán muchos años y la gente continuará dándoles vueltas, en concreto, uno de los personajes dice: «Recuerde mis palabras: en cien años habrá mamones como ellos, revistiendo estos asesinatos de pamplinas sobrenaturales. Viviendo del asesinato, Godley».
En la última parte, Alan Moore se raya del todo, en el sentido de que toca temas como visiones o alucinaciones futuristas, casi de clarividencia, viajes astrales, apariciones fantasmagóricas…para reflejar la influencia en el imaginario popular de la figura mítica de Jack el Destripador, quien incluso llega a observar certeramente una sociedad obsesionada en vivir a través de máquinas (computadoras, móviles, etc.) cuyo principal problema se encuentra en la carencia de empatía, la indiferencia, la inmunización ante el mal que les rodea. De hecho, esta novela gráfica proporciona la misma sensación que estar leyendo un libro de Dan Brown cuando se nos revelan aspectos ocultos de lo cotidiano y, cuando Alan Moore introduce ideas extrañas, nos recuerda a las curiosas y delirantes películas de David Lynch.
En cuanto al dibujante, el escritor nunca se hubiera conformado con otro que no fuera igual que él en su obsesiva búsqueda de la perfección y toda la historia recae sobre sus manos. De hecho, Eddie Campbell nunca estuvo satisfecho con la impresión de su obra ya que no se reproducía la densidad de negros de sus tintas originales, así que luchó por conseguir los derechos y los originales para poder publicarlos bajo su sello Eddie Campbell Comics, que es la edición que aquí reseñamos.
Y bueno, de la adaptación cinematográfica, de la cual el propio Alan Moore no quiso ni que apareciera su nombre, no merece mucho más que una mención en este párrafo, ya que esta novela gráfica supera en calidad a dicha película predecible y que altera a conveniencia la historia. El guionista no tiene una buena opinión sobre las adaptaciones de sus obras al cine: «En los cómics el lector tiene un control absoluto de la experiencia de leer. Pueden leerlos con calma, a su ritmo, y siempre pueden volver atrás al menos contratiempo y releer cuantas páginas quieran, mientras que en el cine la velocidad es imparable, a 24 imágenes por segundo. Aún para un director como Terry Gilliam, que encanta por la profundidad de detalle de sus escenas, sería imposible duplicar el trabajo que Dave Gibbons fue capaz de hacer en Watchmen. Podíamos dejar detalles subliminales en cada dibujo, y sabíamos que el lector podía tomarse su tiempo para desgranar cada uno de ellos. No hay forma de poder hacer eso en una película».
Y realiza una pequeña crítica: «El inspector de policía en From Hell, Fred Abberline, estaba basado en la vida real: era un hombre modesto de edad madura que no bebía demasiado, y que hasta donde sé, permaneció fiel a su esposa toda su vida. Johnny Depp lo interpretó como un bebedor de absenta, que frecuentaba los fumaderos de opio, con un corte de pelo a lo dandy… un inspector de la policía así en 1888 hubiera sido apaleado por sus compañeros oficiales».
From Hell se puede considerar una obra mágica y fascinante, casi un documento histórico por su fidelidad al reflejar el mundo londinense de la época, a la vez que terrorífica y desconcertante al contactar íntimamente con la línea de pensamiento de la perturbada mente del asesino más famoso de la historia.
Reseña: Diego López Giménez
Obra: From Hell (USA), Guión: Alan Moore, Dibujo: Eddie Campbell, Panini Cómics.