El infierno y los demás, por Javier Villán (sobre «El infierno portátil» de José Manuel Corredoira)

Jose Manuel Corredoira Odisea Cultural

La revista ADE-Teatro, de la Asociación de Directores de Escena, acaba de publicar en su último número la última, por el momento, obra de José Manuel Corredoira Viñuela, El infierno portátil.

Corredoira es autor de teatro más leído que representado, lo cual a nadie debe sorprender pues esa es una constante del teatro español. España es un país donde se estrena poco y se lee también poco. Lo cual lleva a los autores de Hispania a la necesidad de escribir para ser leídos sabiendo que no serán representados, o lo serán en circunstancias precarias. Por mi parte, sigo pensando que el teatro es un lenguaje plástico, sagrado y específico, “contaminado” frecuentemente de literatura y de un barroquismo aniquilador del cual Corredoira sale indemne y luminoso. Y valleinclanesco. Y si decimos Valle-Inclán, decimos también Quevedo, Goya y Larra, por citar algunos hitos, un recorrido que marca los senderos y recovecos del pensamiento crítico español.

Pero centrémonos en El infierno portátil, que es la cuestión que nos ocupa. Y a la cual Eduardo Pérez-Rasilla dedica un sagaz estudio titulado Erudición, parodia y diversión teatral. Por partes. Erudición no como acumulación de saberes de despacho y biblioteca, sino sabiduría vivida y encarnada. Parodia como irreverencia, falta de respeto a una realidad apestosa que transita por los espejos del callejón del gato o sus proximidades; diversión teatral. Creo que fue Bertolt Brecht, ejemplo máximo del compromiso del teatro, quien afirmó en su Organon que la primera obligación del teatro es divertir. El infierno portátil divierte y asombra en su sencillez estructural. Y es tanto una experiencia lingüística como una experiencia literaria. Su poética teatral es en cierta y restringida medida la poética de la novela picaresca, personajes sin estructurar con una vena arcaizante.

Roza, me parece a mí, el existencialismo, pero pasa de largo. Coquetea con el absurdo…, pero le hace un corte de mangas a Beckett y a Ionesco; quizá más a Beckett. Albert Camus, máxima referencia existencialista de mi generación, palpita a veces en este texto; pero palpita más, creo yo, Jean-Paul Sartre con su “el infierno son los otros”. De infierno a infierno, entre la otredad de uno y la portabilidad de otro, no hay demasiada diferencia.

No debiera ser imposible montar esta obra de tres personajes: Will, Perkins y Tanne. Un reparto numeroso ha sido siempre el problema grande no sólo de producción, sino de encontrar intérpretes adecuados en número y en calidad. España es país de actrices; de actores también, por supuesto, pero fundamentalmente de actrices, me parece a mí. Y para Tanne me viene a la mente una lista numerosa que sería presuntuoso por mi parte detallar. Volviendo al texto, este triángulo parece a veces un círculo, un cuadrado, un poliedro. El montaje no resultará caro, y la última palabra la tiene el productor, aunque soy consciente de que una obra de teatro solo puede valorarse una vez puesta en pie, en el escenario; con ese fluido vivificador que se establece entre el patio de butacas y la escena; al desnudo, directamente y sin esa “cuarta pared” separadora que se inventan los entendidos y, con frecuencia, se estrellan bíblicamente contra ella.

Se acabó. Dixi. O sea, he dicho, aunque no sé muy bien qué es lo que he dicho y si lo dicho tiene algún significado. Laus Deo, en cualquier caso. Y laus José Manuel Corredoira Viñuela, sumo sacerdote de este ceremonial grandioso.

 

Reseña: Javier Villán

Obra: El infierno portátil, Texto teatral publicado en ADE-Teatro (Revista de la Asociación de Directores de Escena de España, Abril de 2024), de José Manuel Corredoira Viñuela.

 

Javier Villán (Palencia, 1942). Es poeta, periodista, escritor con una treintena de títulos publicados. Cuenta con varios libros de poesía y su obra está recogida en la antología El corazón cruel de la Ceniza, con estudio de Jaime Siles. Su libro Aquelarre de Sombras recibió el Premio de la Critica de Poesía de Castilla y León en 2009. De sus libros en prosa destacan Memoria sentimental de España¡Derecha Ar!; la perra mili de un españolito o Y vinieron las suecas; tránsitos y lujurias de los años 60. Ha publicado tres libros sobre el torero José Tomas. Es crítico de teatro y cronista taurino de El Mundo.

José Manuel Corredoira Viñuela (Gijón, 1970). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Oviedo. Dramaturgo y profesor español. Su obra, escrita con profusión barroca, de corte experimental y vanguardista, ha sido saludada como una de las más originales e innovadoras del panorama teatral actual. Destacan los títulos: Pontodapai teatrai (2005), Bestiario de amor (Ñaque Editora, Ciudad Real, 2008, prólogo de Fernando Arrabal), De una familia un espejo se venga por el reflejo (El perro blanco, nº 6, 2010), El tesoro escondido (De la luna libros, Mérida, 2010, Finalista del Premio «Luis Barahona de Soto»), Retablo de ninfas (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2010, nota prologal de Juan Goytisolo), Entremés famoso de Argenis y Polidoro (La Luna de Mérida, nº 22, 2011),  Casa de citas (El perro blanco, nº 10, 2011), Elucidario sentimental (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2012), Las vírgenes locas. Comedia escrita por cuatro ingenios desta Corte y Villa (Corredoira, RiazaMiras, Murillo; Ediciones Invasoras, Vigo, 2018), Memorias, apariencias y demasías (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2021) y El infierno portátil (ADE-Teatro, nº 196, abril 2024). 

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.