Desde lejos una imagen superficial puede atraernos al detalle. Así es La mirada de Helios y sus fogosas redes invisibles. Las obras de la artista que presentamos hoy, María Ortega Estepa, crecen a medida que nos acercamos a ellas.
Descubrimos una invitación a profundizar, difícil de resistir. A medida que lo hacemos, realizamos nuestro propio recorrido ostensible. Podemos celebrar la vida en las grietas, llevar un jardín en el bolsillo o descubrir auténticos paraísos en lo urbano.
MARÍA ORTEGA ESTEPA
María Ortega Estepa es una artista plástica íntimamente relacionada con el arte urbano, aplicado al ámbito social y educativo. Ha realizado multitud de exposiciones individuales y colectivas; ha participado en distintos proyectos artísticos-pedagógicos y ha sido galardonada mediante premios o becas, en una veintena de ocasiones. Sus obras aparecen en colecciones expuestas por todo el país, y también en las paredes y muros de distintas ciudades a nivel internacional.
Asimismo, participa en proyectos artísticos de intervención social. Ha impartido talleres de pintura en Matadero Madrid y otros centros culturales, talleres de expresión plástica y creativa en «Danza Mobile Sevilla», talleres didácticos en torno a exposiciones en el proyecto sevillano «Iniciarte», y talleres para personas con autismo en «Autismo Córdoba» y «CEIP Santo Ángel». Además, ha colaborado en los Encuentros Internacionales de Arte en el Sáhara Occidental, ARTIFARITI.
Sus proyectos incluyen las transformaciones, el crecimiento, lo germinal de grandes espacios como metáforas de la vida, la delicadeza, la tristeza, a fin de cuentas, las introspecciones del ser vivo. Nos introduce en sus sueños silvestres allí donde quizás encontramos los nuestros. Una muestra de resistencia de vida donde a pesar del dolor se continúa floreciendo.
Ponemos a vuestro alcance esta entrevista con ella, un diálogo para no perder detalle.
¿Cómo fueron tus primeros pasos artísticos?
Pinto y dibujo desde que era muy pequeña, estudiar Bellas Artes fue una especie de acto natural. Continué mis estudios realizando el Máster de Arteterapia y Aplicaciones del Arte para el Diálogo y la Integración Social de la Universidad Pablo de Olavide. Vengo de familia de Psicólogos y Terapeutas y siempre he creído en el Arte como transformación social.
En tu opinión, ¿el arte debe ser útil? ¿cuál es la utilidad del arte?
Actualmente me encuentro inmersa en proyectos cada vez más vinculados a lo social, ya no sé plantear un trabajo si no es en base a una experiencia previa con algún colectivo de personas, o al contrario. Concibo el arte para ponerlo al servicio de la sociedad de forma directa, para mí no puede distanciarse de la vida. Creo que es una herramienta de comunicación muy potente para aquellas personas que les cuesta comunicarse de otras maneras.
Mi trabajo supone un paso más a la hora de representar únicamente planteamientos visualmente orgánicos: volúmenes, texturas, profundidades, lo vacío y lo lleno…todos estos elementos formales me permiten hablar con más profundidad de la naturaleza y de mi relación con ella.
Esta relación no solo se limita al paisaje, sino que lo utilizo para hablar de mi memoria. El resultado son piezas que conectan la persona con la vida y el mundo, poniendo el arte al servicio de la sociedad.
¿Qué te inspiró como para decidirte a elegir esta trayectoria artística?
Cuando me pongo a trabajar, solo necesito estar conmigo misma. Esa es mi inspiración, cuento las cosas en las que creo y siento a través de mis obras. Lo que hay detrás son historias, experiencias y recuerdos. El arte vive en mí como una necesidad vital, como respirar…
¿Qué destacarías de tu trabajo y tu visión artística?
Con el trabajo que desarrollo trato de invitar al espectador/a a penetrar en un rincón de mi espacio interior concibiendo la expresión artística como un viaje, como una reflexión sobre nuestro lugar en el mundo y la existencia. Recrear mi pasado construyendo una autobiografía que no tiene carácter narrativo -sino vivencial- con una indagación en el imaginario colectivo, para sustraer elementos con los que compartir emociones y evocar resonancias que nos trasladen a diversidad de experiencias.
Lejos de lo azaroso, mi manera de componer esas formas y materiales hace sentir el poder de la imaginación como una afirmación vital, como un modo de entender la Vida y el Arte .
¿Cómo resumirías tu carrera?
Desde que comencé, mi forma de trabajar podría definirse como llena de variaciones dentro de una línea de trabajo que nunca he abandonado: la idea de pintura a medio camino entre lo objetual, la intervención, la acción, la instalación o el mural; el aspecto social o lo performático que aparece a veces de manera intrínseca en cada acción pictórica, así como el planteamiento iconográfico que hay detrás.
Mi mundo interior apunta desde el inicio de mi trayectoria artística, como una de las claves para comprender mi obra. Fragmentos de recuerdos, el pasado que germina en el filtro de la memoria para dar vida a imágenes evocadoras.
Trabajo en la calle desde 2008, año en que tuve contacto con el pueblo saharaui mediante una intervención mural en un contexto de conflicto político. Desde ese momento su actividad no se limita a un soporte o lugar determinado aunque siempre ha tenido un perfil desde la pintura, ya que realizo el trabajo tanto en el ámbito público como privado.
Actualmente trabajo en la barriada de las tres mil viviendas en Sevilla con la Fundación Alalá, y como arteterapeuta con adultos con discapacidad intelectual, así como en otras propuestas de formación y arte urbano.
En tu obra haces uso de grandes espacios, verdes, lo germinal, bosques, o elementos como el árbol, el tronco, la rama, que transmiten una fuerza vital e indestructible, pero ¿qué simbolizan realmente?
Son un reflejo de mis experiencias de vida, como he ido ampliando antes. Cada línea, cada trazo de cada árbol son el reflejo de una historia, las cartografías de una vida que me han contado o que hablan de la mía propia. Como un árbol que crece, anillos que conforman caminos, ecos… un cordón umbilical que nos une universalmente.
En esas señales se encuentra la única ordenación del tiempo y espacio, un laberinto de caminos de ida y vuelta, una geografía de desconocidos y profundos ecos donde los recuerdos conforman imágenes fruto de la memoria reconstructiva, con el árbol como punto de partida y las raíces como unión umbilical. El icono del árbol se posiciona entonces atendiendo a su poder simbólico y a su constante presencia en la tradición artística.
En tus obras tratas de reflejar el transcurso de la vida en general pero, ¿también son un reflejo de tu propia vida?
Mi trabajo supone un paso más a la hora de representar únicamente planteamientos visualmente orgánicos: volúmenes, texturas, profundidades, lo vacío y lo lleno…todos estos elementos formales me permiten hablar con más profundidad de la naturaleza y de mi relación con ella. Esta relación no solo se limita al paisaje, sino que lo utilizo para hablar de mi memoria. El resultado son piezas que conectan la persona con la vida y el mundo.
¿Qué puede descubrir el espectador al acercarse a tus obras?
El resultado son piezas que conectan la persona con la vida y el mundo inspirándome en lo que me rodea: una comida en casa, una película, una persona, una conversación, una imagen….en definitiva: la Vida. Trato de poner al servicio del espectador sus estrategias creativas como modo personal de autoconocimiento y reflexión. Cartografiar el complejo universo de recuerdos, conflictos, añoranzas, deseos, a través del dibujo y la pintura como un diálogo abierto con uno mismo y con la otra persona.
¿Cómo te ha ayudado el arte a entrar en contacto con lo educativo y lo social?
En los últimos años el arte está cambiando hacia una posición transformadora y rehabilitadora del ser y su sociedad, cada vez encontramos más términos que relacionan el arte con la salud y el bienestar social, como: arte comunitario, arte social, arte relacional, intervención social a través del arte, arteducación, artivismo, Arte-mediación, entre otras propuestas artísticas, cuyo finalidad se centra en la función social y comunicativa del arte.
Afortunadamente, el arte se encuentra -cada vez más- al servicio de la sociedad. Creo que puede cambiar el mundo o servir de altavoz en algunos casos. Ejemplo de ello es el proyecto «Artifariti» y los encuentros de arte en los territorios liberados del Sahara Occidental, en los que he tenido la fortuna de participar dos años, y también la labor en la que me encuentro inmersa actualmente, a través de Fundación Alalá, trabajando en las tres mil viviendas de Sevilla.
Esperamos que tengas mucho éxito tanto en tu labor actual como en tus futuros proyectos. Muchas gracias por hablar con nosotros, María.
Muchas gracias a vosotros.
Entrevista concedida a Gema Albornoz.
Te invitamos a conocer más sobre María Ortega Estepa en:
Web: https://mariaortegaestepa.com/
Instagram: https://www.instagram.com/mariaortegaestepa/
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